El conde-duque de Olivares nace en Roma en 1587 y muere en Toro, Zamora, en 1645. Valido del rey Felipe IV, inicia su carrera eclesiástica estudiando en la Universidad de Salamanca, pero pronto llega la muerte de sus hermanos lo que le convierte en heredero y acompaña a su padre en la corte de Felipe III.
Al heredar su mayorazgo se retira a Sevilla, pero regresa a la corte en 1615 como gentilhombre de cámara del príncipe, cargo con el que se gana la confianza del futuro rey. Cuando accede al trono Felipe IV en 1621, Olivares pasa a controlar la situación y se convierte en una especie de ministro universal del rey. Al principio se dedica a eliminar de la corte a los miembros de las facciones de Lerma y Uceda, y a su vez situando en los puestos clave a sus propios parientes, amigos, clientes y hechuras, al tiempo que acumulaba títulos rentas y propiedades.
El programa político de Olivares está contenido en el Gran Memorial que presento al rey en 1624, en el que consideraba que la autoridad del monarca se estaba deteriorando, y proponía un plan de reformas encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que dominaba. En su opinión, la eficacia de la maquinaria bélica de la monarquía, sostén de su hegemonía en Europa, dependía de la capacidad para movilizar los recursos de sus reinos, tendiendo a una administración más ejecutiva y centralizada; es lo que se llamó la Unión de Armas. Aquel proyecto de Monarquía más cohesionada y más ejecutiva no llegó a hacerse realidad, por la oposición de los poderes locales representados en las Cortes. Pero ello no hizo desistir a Olivares de su política belicista, encaminada a recuperar el dominio de los Países Bajos y la supremacía sobre Francia.
Sin nuevos recursos financieros, las guerras provocaron un endeudamiento creciente, hasta llegar a la bancarrota de 1627. La Monarquía había perdido las buenas relaciones con Inglaterra, había enfrentado con Francia, y al no prorrogar la Guerra de los Doce Años con Holanda, hubo de afrontar una guerra desastrosa contra Holanda, Inglaterra, Francia y Dinamarca, en el marco del conflicto general europeo de la Guerra de los Treinta Años 1618-1648.
En 1643 Felipe IV prescindió por fin del conde-duque, que se retiro a convalecer de sus achaques en su señorío de Loeches. Incluso entonces, los detractores del antiguo valido siguieron formulando acusaciones contra él hasta que consiguieron que el rey le desterrara más lejos, a la villa de Toro, y que fuera procesado por la Inquisición.
Una parte de la entrada está descargada de otras páginas de internet
ResponderEliminar